¡Saludos mis estimados lectores! Hago esta pequeña presentación para comentaros qué demonios es lo que vais a leer a continuación. Los seguidores más acérrimos ya habrán escuchado el último capítulo del podcast, donde hablamos y tratamos de analizar la serie «La Melancolía de Haruhi Suzumiya». En este capítulo, todos los presentes debatimos acerca de qué es la serie para nosotros, cómo vemos ciertas interacciones y en general, tratamos de responder a la pregunta: ¿Qué es para ti Suzumiya Haruhi? Markos ya nos ha traído su análisis completísimo que os invito a leer antes de ver el mio, pues en este caso yo no aporto ningún resumen inicial ni ninguna clase de ficha técnica. ¿Habéis leído ya su texto? Entonces tenéis mi beneplácito para ver el pequeño ensayo que le he querido dedicar yo a esta serie y que, espero, sea capaz de plasmar en palabras el amor casi inconmensurable que siento por esta. Y por cierto, SPOILERS.
Estoy enamorado de Suzumiya Haruhi. Sí, yo invierto nombre y apellidos porque así es como lo he escuchado siempre, y he llegado a desarrollar tanto afecto y confianza con este personaje que, creo, me puedo permitir esta pequeña concesión.
Suzumiya Haruhi es un anime difícil de describir. «Vida escolar» o «romance de instituto» son géneros que, si bien podríamos decir que comparten rasgos con esta obra, no acaban de ser capaces de contener todo lo que Suzumiya explora a lo largo de sus veintiocho capítulos. Así pues, como es difícil de describir, no lo haré, sino que os contaré porqué estoy enamorado de Suzumiya Haruhi.
Tenemos que entender, en primer lugar, cómo se cuentan las historias. Cualquier relato se divide en dos elementos fundamentales: la trama y los personajes. Una visión reduccionista de la forma en la que se cuentan las historias diría que solo existe esta primera, la trama, pero eso sería, de nuevo, una manera de ver algo tan fascinante y único como las historias de modo superficial. Así pues, para mí, se presentan dos métodos de contar historias; trama que dirige a los personajes, o personajes que dirigen a la trama. Si pensamos en cualquier libro, serie o cualquier otro medio de contar historias, veréis cómo existe una clara diferencia entre estas dos metodologías. Si recordamos las grandes y típicas epopeyas épicas, nos encontraremos con un caso donde es la trama quien dirige el comportamiento de los personajes. Un Tolkien o el ahora tan conocido Brandon Sanderson, son exponentes claros de esto, la construcción de un mundo, unas historias, unas situaciones y, en definitiva, una trama que serán los que lleven la voz cantante, y en cuyo centro aparecerán una serie de personajes encargados de hacer que la trama se desarrolle, pero no al revés. Por otro lado, tenemos las historias donde el autor primero imagina a un personaje en particular. Un individuo que despierta el interés de la audiencia, y el cual se ve involucrado en diversas situaciones. La historia sigue estando ahí para dar contexto, pero nada más. Os invito a visualizar a los personajes más memorables que recordéis. A aquellos que muchas veces se sienten totalmente reales y con lo que querrías ir a tomar algo. Esos personajes tan mágicos, que sientes que los conoces. Suzumiya Haruhi, es uno de esos personajes.
Así pues, no esperamos encontrar en este anime una odisea espectacular, unos giros de guion o unas situaciones memorables o complejísimas. No, lo que esperamos encontrar es a la líder de la brigada S.O.S, la ya mencionada Suzumiya, y a su grupo de amigos que, como ella, presentan todo un abanico de particularidades y rasgos únicos que vuelven a probar esa forma de escribir historias. Empecemos por ahí, Suzumiya Haruhi es un anime de personas. Y digo personas y no personajes, porque es difícil no llegar a empatizar con todos y cada uno de los cinco miembros del club de Suzumiya hasta el punto de conocerlos un poquito, de tener esa sensación tan especial de compartir algo con un personaje que sabes que no existe, pero que no por ello deja de tener un cierto impacto en ti. Cada capítulo, cada fragmento de veinte minutos en los que eres partícipe de la vida de este grupo, son un pequeño regalo y una oportunidad de pasar tiempo con esas personas que, te aseguro, te acabarán robando el corazón.
Y te lo robarán porque es imposible no cautivarse por ellos nada más empezar. La Melancolía de Haruhi Suzumiya comienza de la misma forma que empieza la novela homónima, y de donde se origina toda esta historia. Los primeros seis capítulos del anime son una adaptación, prácticamente literal, de la primera novela de la serie. Una primera novela que, como es habitual en estos casos, era quizá la última para el autor (aunque el rotundo éxito cambio eso, claro), y que supone que este primer libro trate de abrir, desarrollar y cerrar todo en apenas trecientas páginas. Y precisamente por eso aquí está la auténtica esencia de todo este anime, en este inicio insuperable. A muchas otras series les ocurre el síndrome de Fibonacci, donde la cosa no empieza a hacerse interesante hasta pasado cierto tiempo. En el caso de Suzumiya Haruhi, es justo al revés.
Estos primeros capítulos presentan, para empezar, a nuestros dos protagonistas, Kyon (o John Smith) y a Haruhi. La magistral presentación de esta segunda es lo que te hace ver porqué este anime no encaja con los géneros que mencionábamos antes, y porqué aquí lo importante son las personas. Suzumiya se vuelve instantáneamente icónica, y de ahora en adelante, el espectador y Kyon se vuelven casi uno para ver como todo se desenvuelve alrededor de esa chica sin que tú puedas hacer nada al respecto. Hechas las presentaciones, aparecen el resto de la brigada: Yuki, Asahina y Koizumi. Los tres irán revelándole a Kyon una información importante acerca de ellos mismos, pero la realidad es que eso no es en absoluto relevante. Veréis, a lo largo de todo el anime, estos personajes usan sus habilidades de forma explícita solo en estos seis primeros capítulos, para luego no dar muestras de ello nunca más. Curioso, ¿no? La cuestión es que eso no es lo que importa, y el autor se da cuenta de ello después del primer libro. Sí, Suzumiya empieza teniendo una clara obsesión por lo sobrenatural, pero esto también pasa un segundo plano tras la primera novela. Y todo por un beso.
Lo más complejo de analizar y de comprender de Suzumiya Haruhi es «quién es» Suzumiya Haruhi. Reconozco que pensar en ella como una especie de Dios es tentador, pero mi pregunta no va por ahí. El arco de los seis primeros capítulos termina con uno en el que Haruhi, cansada del mundo tal y como es, crea uno nuevo llevándose a Kyon con ella. Haruhi está triste, melancólica porque su vida no parece tener sentido. Un primer vistazo podría concluir que su melancolía nace de esta ausencia de elementos sobrenaturales de los que hablábamos, pero nada más lejos de la realidad. Suzumiya, aún con sus rarezas, no deja de ser una persona, alguien que quiere ser feliz, tener amigos y, como todos, vivir su vida lo mejor posible. Hasta ahora, la forma que tenía de encontrar esa felicidad, en un mundo que no comprende a alguien como ella, era ser excéntrica y distante, tratar de alejarse de la gente “normal” que la ha rechazado en otras ocasiones por tener una imaginación desbordante y unos intereses particulares. Suzumiya se siente sola y quiere conocer a alguien con quien compartir sus pasiones e intereses. Y solo una persona parece encajar en ese papel; Kyon. La melancolía, el sentimiento quiero decir, de Suzumiya Haruhi no nace de no encontrar alienígenas, nace del rechazo que todo el mundo procesa por la propia Suzumiya, que desea con todas sus fuerzas un mundo nuevo donde existan los viajes en el tiempo, los Espers y quizá, alguien que quiera ser su amigo. Todo ficción para ella. Recordemos agosto infinito, donde Haruhi desea que existan los marcianos y, siempre, asume que estos son amistosos. De nuevo, quiere encontrar a gente, no romper las leyes de la física. Aquí es donde aparece nuevamente Kyon. Como hemos dicho, solo él viaja también a ese nuevo mundo con Suzumiya, y solo él es capaz de hacerle volver a la realidad revelándole una verdad evidente para nosotros, pero no para la propia Haruhi, que Kyon le tiene un gran aprecio y que, efectivamente, son amigos. Haruhi deja de necesitar un mundo nuevo donde encontrar a alguien, pues se da cuenta de que ya tiene a ese alguien consigo.
A partir de ese momento Haruhi ya no insiste en encontrar seres que ella misma sabe que no existen. Del capítulo siete en adelante, Suzumiya intenta divertirse, hacer actividades interesantes y, en general, pasar tiempo con sus nuevos y primeros amigos. Hablemos de agosto infinito de nuevo. A diferencia de lo que propone Koizumi, este no termina poque Haruhi nunca había hecho los deberes con amigos y quería tener esa experiencia. Agosto infinito termina porque, siendo otra persona aparte de ella misma quien sugiere un plan, se convence de que sus amigos también la quieren a ella, y no que solo ella quiere a sus amigos. Kyon plantea hacer los deberes. Propone, de forma explícita, pasar tiempo con ella y con el resto, pese a que la propia Haruhi les dice que tienen ese día «libre» como dando a entender que pueden descansar del trabajo que es tenerle a ella de amiga. Esa prueba de auténtica amistad es lo que rompe agosto infinito, pues lo que busca Haruhi es, de nuevo, amor.
Así pues, Suzumiya Haruhi pasa de ser una chica incomprendida y marginada a parte de un grupo de amigos que la tienen en estima, y encuentra por fin su sitio en el mundo. Podríamos intentar hacer también una lectura de la relación entre Haruhi y Kyon, y cuánto tiene esta de sincera amistad y cuánto de romántica. Sin embargo, diría que no es relevante. Independientemente de si nace de la amistad o nace del romance, el amor puro y evidente que el uno se procesa por el otro es todo lo que le interesa al autor. Si recordamos el capítulo donde Kyon se enfada con Suzumiya durante el rodaje de la película, os vendrá a la mente el momento en el que Kyon se decide a «perdonar» a Haruhi, y cuando entra en la sala del club, se encuentra a esta haciéndose una coleta. Es decir, haciendo algo que sabe que a él le gusta. Kyon quiere recuperar a Suzumiya, por eso va a club, y Suzumiya quiere recuperar a Kyon, por eso la coleta. Puede que al final no se casen, pero en ese caso su vínculo perdurará por siempre en forma de inquebrantable amistad.
Suzumiya Haruhi es un anime único, una experiencia que solo se vive una vez, porque solo existe una persona llamada Suzumiya Haruhi. Ser testigos de su crecimiento y su felicidad, de cómo su vida se completa a través de sus amigos es lo que provoca esa alegría tan grande en quién ve este anime. No, la trama no le va a cambiar la vida a nadie, y sin duda agosto infinito es infame, pero nada es comparable a poder conocer a todos y cada uno de los miembros de la brigada S.O.S, y ver cómo viven felices y tranquilos. En el último capítulo no pasa nada, y no lo hace porque no importa, porque lo verdaderamente fundamental de todo esto, ya está ocurriendo igualmente.