Ralentí | Análisis de Persona 3 Reload

Vamos dos marchas por debajo, llevamos el coche al ralentí. Sin embargo, […] que vayamos despacio por la autopista no significa que al final no lleguemos a nuestro destino.

 

«Las segundas partes nunca fueron buenas». Esta frase, proverbio para muchos, dogma para otros e incluso axioma para unos pocos, es una que no me gusta. Un dicho popular simplista y corto de miras, que, como tantas otras cosas en este mundo, se basa puramente en el prejuicio y la ignorancia.  Podríamos discutir acerca de si una secuela supone perder frescura, innovación y originalidad sobre su antecesora, pero, de la misma forma, cabe considerar que una nueva iteración permite apurar y refinar lo que ya funcionaba, mientras se pule y criba lo que no. Hoy, no vengo a hablar de una segunda parte, sino de una tercera. Pero una tercera que sale ocho años después que la quinta. Sí, es complicado, y este análisis no va a ser fácil ni va a estar exento de problemas. Aun así, os aseguro que el juego de 2009 relanzado en el 2024 todavía guarda algún as bajo la manga.

Vamos a quitarnos de encima la parte más fría del análisis, que ya sabéis que a mí lo que me gusta es ponerme intensito. Persona 3 Reload es un juego que mantiene intacto el apartado jugable del original. No solo eso, muchas de las nuevas opciones que la franquicia ha ido añadiendo en subsecuentes entregas se encuentran aquí, como el relevo. En general, el combate de este juego mantiene esa frescura y velocidad tan propias de esta saga, haciendo de cada enfrentamiento algo lo bastante entretenido y dinámico como para no llegar a cansar nunca. Se sigue adoleciendo de los mismos problemas que en otras entregas, eso sí, y cosas como la escasa dificultad, la más o menos poca profundidad o la falta de estrategia en post de la táctica en general, pueden hacer que aquellos que busquen esa experiencia de RPG más dura se lleven un pequeño chasco, pero en un título con un tono y una atmósfera como este, no creo que sea algo que se pueda tachar de negativo.

El combate se mantiene prácticamente intacto al original

 

Y es que son ese tono y esa atmósfera los que, para mí, definen Persona. He empezado hablando del combate, sí, pero cualquiera que conozca un poquito estos juegos sabe perfectamente que eso es lo de menos. Aquí hemos venido a la charleta, a la auténtica jugabilidad, que es leer sin parar, contestar de la mejor forma a nuestros compis e ir, en definitiva, viviendo y conociendo a todos los que nos rodean. El día a día, ese paso inexorable del tiempo y esa necesidad de aprovecharlo que hacen únicos a estos títulos. Ese tono, como decía antes, que hace de un RPG normalito en lo jugable, una experiencia formidable como conjunto. Sin entrar en spoilers, os diré que muchos de los confidentes de Persona 3 Reload me han sorprendido por su crudeza, por la realidad de su situación. Hay algo en esa escritura tan profundamente humana, en esas actuaciones de voz (al menos en inglés) tan buenas e íntimas que hace que esos dibujos que tenemos delante se vuelvan personas – inserte chiste sobre el nombre de la saga – y que queramos conocer sus problemas, estar ahí para ellos y, al final, ser sus amigos. El apartado narrativo es lo que mantiene a estos juegos, sin duda, y Reload no decepciona. Todavía me queda por contaros cosas de la Historia, ahora con hache mayúscula, pero antes, y para ser justos, hay que hablar del elefante en la habitación. Y es que, si bien hasta ahora he evitado mencionar a Persona 5, fingir que este juego (Persona 3), que es posterior, en definitiva, no ha sido objeto de comparación por mi parte, sería una patraña.

Para esto, me van a permitir que use una analogía automovilística. Todos los juegos de esta saga se basan en una misma estructura, el día a día del estudiante, con tus actividades, tus confidentes y la interrupción, de tanto en tanto, para darse de palos con las sombras. Digamos que todos los Persona recorren el mismo camino, la misma autopista. Pues bien, si Persona 5 emprendía esta travesía con la quinta marcha en la caja de cambios, Persona 3 lo hace, como ya os podréis imaginar, en tercera. Es evidente, en realidad, que un juego que está dos números por debajo sea más limitado, más pequeño, eso está claro, pero creedme cuando os digo que se nota, y mucho, que el coche no tira. Las opciones que Persona 3 – y Reload por extensión – nos brinda para mantener su estructura son peligrosamente escasas. El día a día, ese motor troncal, se vuelve repetitivo en apenas diez horas de juego. Tenemos muy pocos sitios donde subir nuestras estadísticas, muy pocas interacciones más allá de nuestros confidentes, muy pocas opciones dentro de la Tártaro, la única y colosal mazmorra del juego. Todo en este título se siente limitado, pequeño. Y lo hace, aunque me pese, por la dichosa comparación. Sé que alguno me va a tildar de hipócrita, pues, aunque sea un Remake, seguimos hablando de un juego de 2009. Aún así, poco puedo hacer yo, incapaz de olvidar lo sublime de la Tokio de Persona 5, de todas sus actividades, toda su música, todos sus jefes, todos sus enemigos y de toda su inmensidad cuando entro a la Tártaro por enésima vez para recorrer los mismos pasillos, hacer frente a los mismos enemigos con distintos colores o, incluso, más allá del combate, cuando me doy cuenta, con horror, de que esa sección minúscula de la ciudad es todo lo que voy a ver en las sesenta horas de juego. Vamos dos marchas por debajo, llevamos el coche al ralentí. Sin embargo, y aunque esto sea un problema que considero oportuno valorar antes de emprender este trayecto, que vayamos despacio por la autopista no significa que al final no lleguemos a nuestro destino.

Y es que ese destino es la satisfacción final tras algo así. Tras haber sido partícipe de todo un curso escolar, tras haber hecho tantos amigos, haber conocido tantas realidades, haber resuelto tantos problemas, haber escuchado tantas penas y tantas alegrías, haber, en definitiva, vivido. Hablaba antes de la Historia con hache mayúscula. No os voy a destripar nada, tranquilos, pero sí que os diré algo; la trama de Persona 3 Reload es trágica, sí, pero es correcta. Pese a que a lo largo del juego la narración tome giros que uno nunca esperaría, o que el final traiga consigo una reflexión muy impropia de esta industria, el título lo hace porque es lo que toca, es lo que necesita plantear. Esa osadía hace de la historia de este título una muy especial, fácil de olvidar en sus matices, pero imposible de ignorar en sus conclusiones. Ojalá más títulos se aventurasen como lo hace este para aportarte una visión, incluso si el precio a pagar es el más alto posible.

Aunque nunca os lo haya explicado, mis análisis siempre ocupan una cara de Word en calibri 11. Este es el primero que hago, desde que empecé a escribirlos para mí mismo hace más de un año, que rompe esta regla, y lo hace porque Persona 3 Reload es un juego del que siento que hay que hablar mucho. Fijaos que mi propio análisis de Persona 5 Royal sí que ocupa una página. Puede que, como decía, Persona 3  vaya al ralentí, que recorra la autopista con dos marchas menos. Sin embargo, si quitar esas dos marchas permite que el trayecto adquiera una profundidad completamente distinta, bienvenido sea. ¿Es Persona 3 Reload mejor  o peor que el cinco? Quizá dependa de qué tipo de conductor seas.

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Autor

Por Miguel

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