[…] creedme cuando os digo que Arranger es mucho más que arrastrar adoquines de un lado para el otro y resolver cuatro puzles Sokoban del montón.
Si me lo preguntáis a mí, existen dos formas de entender los puzles. Están, primero, aquellos que se resuelven en el, llamémoslo, «tablero» de juego. Esos, como los Sokoban, que nos invitan a empujar cajas u objetos para dejarlos en su sitio correcto, por ejemplo. Y están, segundo, los puzles que se resuelven no en un tablero físico sino en uno metafórico (o metafísico, si lo preferís): nuestra cabeza. Los puzles de coger papel y boli y empezar a escribir, a elucubrar, a hacer mil cálculos por segundo —todos mal, probablemente— y a dejar la consola de lado porque nos estorba en nuestras pesquisas. Y aunque quizá os sorprenda el desorden de este primer párrafo, no vengo a hablar de este tipo de puzle, sino de los primeros.
Y es que el desorden es importante en Arranger: A Role-Puzzling Adventure. Encarnamos a Jemma, una adorable chica de coletas rebeldes que tiene un curioso don: cuando ella camina, todo el suelo se mueve con ella. Al más puro estilo de esos puzles típicos de arrastrar fichas, Jemma no camina sobre las baldosas que conforman el mundo entero, sino que arrastra la que la contiene a ella moviendo a su vez todas las del mapa, pudiendo sobrepasar el borde del mismo para aparecer al otro lado. Quizá no os haya quedado muy claro, y es que lo cierto es que resulta curiosamente aparatoso definir este juego sin haberlo visto, cosa a la que os invito en este mismo instante. Aún así, el juego puede ser difícil de explicar, pero no de jugar. Con esta habilidad de arrastrar las casillas deberemos ir resolviendo, como indica el nombre, toda una serie de rompecabezas distribuidos no a lo largo del juego, sino en el propio juego. No es que Arranger de pronto te lleve a una pantalla con un puzle (que también), sino que todo su mundo es en sí mismo un gigantesco tablero de rompecabezas. De esa forma tendremos que salir de nuestra aldea natal, arrastrando la llave de la puerta con nuestro particular poder hasta llegar al exterior y, como dice el propio juego, ver mundo. De aquí en adelante la parte de «aventura» del nombre toma mayor importancia, llevándonos, siempre con nuestras baldosas en movimiento, a diversos lugares repletos de rompecabezas a resolver y de personajes que conocer.
Y es que esta parte de aventura no es ninguna decoración. Cuando empecé a jugar Arranger me sorprendí, recuerdo, por dos cosas en concreto. La primera fue lo inmediato que eran sus puzles, lo fácil que es interiorizarlos y ser capaz de entender sus curiosas y únicas interacciones. La segunda, más sorprendente aún, fue el carisma. ¡Qué graciosos son todos los personajes! ¡Qué escritura tan divertida y efectiva! ¡Qué diseños tan adorables y únicos! Todo el juego desprende un inesperado aire de alegría, de buen diseño, de buen gusto. No hay un personaje que no sea delirante a su manera, empezando por la propia Jemma, cargada de comentarios profundamente cándidos e inocentes, pero igualmente repletos de humor y de ironía. Uno pensaría que en un juego así la parte de la aventura que se menciona en el título estaría más en segundo plano, pero para mi sorpresa, muchas veces me he encontrado con más ganas del siguiente diálogo que del siguiente puzle. Y eso es mucho decir con lo rematadamente buenos que son los puzles.
Aunque ya os haya hablado de lo básico, creedme cuando os digo que Arranger es mucho más que arrastrar adoquines de un lado para el otro y resolver cuatro puzles Sokoban del montón. Furniture and Mattress, la desarrolladora, ha tenido a bien exprimir hasta el infarto la mecánica y el mundo que han ideado, ofreciendo constantemente variaciones de sus puzles, nuevas ideas preparadas para romper todos los esquemas y usos increíblemente inteligentes de sus propias limitaciones. Cada nueva zona que exploremos ofrecerá un nuevo giro a las mecánicas del juego, añadiendo elementos que ampliarán la complejidad de los puzles, pero seguirán manteniendo un equilibrio ejemplar en dificultad que hará que rara vez nos atasquemos y que, en cualquier caso, nunca podamos cometer en un error. Me extrañó que el juego no tuviera una opción para reiniciar los puzles, pero la forma en la que estos están construidos es tan limpia que no hace ninguna falta.
En uno de sus divertidos diálogos, Jemma dice que toda su vida es un puzle, y así es. Un enorme rompecabezas repleto de elementos dispuestos ahí para que nosotros lo resolvamos. Y aun siendo su vida un puzle, solo los puzles no son su vida. La parte avantura-rol del título juega un papel fundamental en toda su duración, dando contexto a esos rompecabezas y aportando personajes y diálogos que vuelven el conjunto de la experiencia mil veces más disfrutable. Sin duda podrían haber puesto simplemente los puzles uno detrás del otro, y aquí estaría yo alabando su inteligencia. Sin embargo, han optado por, además, añadir todo ese enorme decorado aventurero que en ocasiones pasa a primer plano, y hace que lo que alabe aquí hoy sea también su pasión. Ojalá más juegos como Arranger, con la capacidad para hacernos pensar sí, pero también con la capacidad, igual de importante, de hacernos reír.
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