Los peores momentos son en los que los abogados debemos dibujar las mayores sonrisas.
Imaginaos que sois un pie (esta analogía es un poco rara, pero seguidme la corriente). Y digamos que los videojuegos son zapatos. Podríamos decir que esos títulos o esos géneros en los que nos sentimos más cómodos son las «zapatillas de andar por casa» de nuestra metáfora. Otras experiencias, más concretas o de géneros algo distintos, pero que también nos gustan y nos sentimos a gusto con ellas, podrían ser unas playeras, o quizá unas sandalias. Un calzado que no llevarías toda la vida pero que no te importa aguantar un buen rato. Supongamos que la saga Ace Attorney son también zapatos. Unos de marca, hechos de cuero, negros. Los que te pondrías para una boda o para un funeral, ese calzado que no llevamos casi nunca, duro, poco apto para nuestros pies. Sin duda hace falta un buen calzador para que la cosa fluya, eso está claro. Y, sin embargo, acaban siendo cómodos. Te pasas las doce horas de la boda bailando y no tienes ni un solo callo. Al final, lo que pasa, es que son zapatos buenos, y con esos, aunque cueste meter los pies al principio, puedes estar tranquilo de que los van a tratar bien.
Quizá se me ha ido de las manos un poco la alegoría, pero me entendéis. Hace falta, sin duda, un buen calzador para hablar de Ace Attorney. Lo hace, en general, cuando hablamos de novelas gráficas, sí, pero en esta ocasión la cosa es aún más extraña, pues estamos ante juegos de abogados, de fiscales, de juicios, pruebas y contradicciones. El absolutamente soporífero mundo de lo legal, ¡trasformado en videojuego! Tráeme ese dichoso calzador. La cosa, por si todavía no queda claro, va de eso, de encarnar a un letrado mientras los casos más rocambolescos y dantescos se desenvuelven a nuestro alrededor. Deberemos investigar, deberemos escuchar testimonios y deberemos, usando nuestras pruebas y evidencias, sacar a relucir las mentiras de todo el que ose obstruir el camino hacia la verdad. En el caso concreto de Ace Attorney Investigations Collection, encarnamos a Miles Edgeworth, genio fiscal y cara vinagre de manual en las diversas peripecias, complots, maquinaciones y mentiras en las que se ve envuelto. Y creedme cuando os digo que pocas cosas más fascinantes hay que ponerse en sus zapatos.
Y hablando de jugar, es buen momento para recordar que no estamos ante un juego, sino ante dos. El Investigations original, que salió en occidente y el Prosecutor’s Gambit que jamás cruzó la frontera nipona. Ambos juegos son fundamentalmente idénticos, al igual que pasaba con la trilogía original, pero, y también al igual que con aquella trilogía, tenemos cambios importantes aquí y allá. La diferencia más notable está en una nueva mecánica retórica o lingüística, si lo preferís: el ajedrez mental. Cuando algún testigo fanfarrón no quiera soltar prenda sobre lo que sabe, nuestro confiable Miles se montará una película espectacular en su cabeza donde los bulos a desentrañar de nuestro contrincante serán piezas de ajedrez que protegen a su rey. La mecánica, a la hora de verdad, consiste en elegir opciones en un camino predispuesto según las reacciones y las palabras del interlocutor, al más puro estilo de L.A. NOIRE, pero sin caras estreñidas. Lo cierto es que tengo sensaciones agridulces con esta idea, que en ocasiones parece ser trivial, y en otras aleatoria. En general, el juego te aporta los indicios suficientes, y eso, unido al por supuesto sentido común del jugador, suelen ser suficiente para adivinar la opción a elegir. Sí, es una mecánica que aporta variedad a un esquema de testimonios más o menos manido, pero creo que se podría haber refinado más, dándole algo del auténtico ajedrez, por ejemplo. En cualquier caso, la cosa funciona, y lo hace por las palabras y los personajes que lo protagonizan. Oh sí, si creíais que esto estaba terminando, dejadme deciros que no hemos hecho más que empezar. Peón a G6
Lo que vuelve verdaderamente memorable a cualquier novela gráfica es su historia. Es aquello que te cuenta y el cómo te lo cuenta. En los mejores casos, además, con un elenco de personajes inolvidable, que da pie a que lo que te transmite sea todavía más significativo. De nuevo, si conocéis Ace Attorney, no os hace falta que os lo diga, pero esta saga clava todos y cada uno de esos puntos. Investigations no es la excepción. Aunque ambas aventuras se dividen en capítulos, como es habitual en la franquicia, cada juego cuenta también una historia más grande y general, que une de alguna forma todos los casos en una trama transversal. Se nota, en ese sentido, lo aprendido de la primera trilogía, aunque aquí eso se aplica a menor escala. En la primera entrega la cosa va de un círculo de contrabando, una organización que está imprimiendo billetes de un país en concreto y está arruinando la economía nacional. Es durante esta aventura donde conocemos a la primera gran cara nueva: Kay Faraday. Sustituyendo a Maya como alivio cómico y toque femenino, Kay, la «grandiosa ladrona» —no daré más detalles— nos acompañará en nuestros casos, aportando ideas, bromas y ayudando a que todo sea más fluido. El viejo detective Dick Gumshoe se une también a este par, formando un trio de protagonistas inolvidable y con todavía más cara y ojos del que tenían Phoenix y Maya. Los casos y la historia de esta primera aventura son francamente entretenidos. Con un ritmo envidiable y presentando nuevos personajes a cada paso, Miles irá reencontrándose con antiguos amigos, reviviendo experiencias pasadas y conociendo a muchos de los nuevos protagonistas de casos futuros. Si hablamos de visión general, la historia de este primer título no es súper memorable, pero sí que lo son todos los pasos que damos en ella, la forma en la que nos hacemos amigos de algunos y enemigos de otros. Una aventura gráfica sensacional, en definitiva, cuyo único defecto es venir en un paquete que incluye una obra todavía mejor.
Prosecutor’s Gambit, ya lo decía Jason Schrier, es una obra de una magnitud francamente sorprendente. No quiero entrar en detalles, pero hablar aquí de cinco casos separados se me antoja poca cosa. Creo sinceramente que con este juego intentaron crear una gran trama, un auténtico culebrón lleno de piezas por encontrar, y hacer que todas ellas vayan encajando poco a poco. Resulta sorprendente la naturalidad con la que lo consigue, la forma en la que todos los cabos se cierran —o se abren, si es preciso— siguiendo una lógica narrativa impoluta y sin defecto, haciendo de cada testimonio, de cada persona y de cada caso algo más grande que sí mismo, creando esa gran historia que decíamos antes. Esta segunda entrega trae de vuelta muchos personajes de la primera y unos cuantos de su propia mano, y creedme cuando os digo que todos ellos se usan de forma magistral. ¿Ya os gustaba la desenfada y divertida Kay? Veréis lo que ocurre en el cuarto caso. ¿Le pillasteis cariño al detective Badd? Tranquilos que lo mejor está al caer. ¿Jugasteis a la trilogía original y os apetece una buena dosis de fanservice? No os lo perdáis. ¿No os importa nada de lo anterior y queréis jugar a este juego como obra independiente? Ningún problema; los personajes inéditos de esta entrega podrían aguantar fácilmente el peso entero del argumento sobre sus hombros. Hablamos de algunos de los personajes más absolutamente memorables de la serie, con arcos y crecimientos muy impropios de la saga, y con revelaciones bombásticas a más no poder. Puedo afirmar radicalmente que estamos, quizá, ante la mejor entrega de la franquicia en términos de historia y de personajes. Y sí, quizá la trilogía original sea insuperable, pero en un tres contra uno, creo que el mérito está claro.
¿Recordáis el pie del inicio? Si habéis llegado hasta aquí vuestros empeines se habrán adaptado perfectamente a la horma de este zapato. En términos de novelas gráficas, es probable que la saga Ace Attorney sea simplemente insuperable. Bien sea por su rompedora jugabilidad o por sus disparatados personajes, es casi imposible no cogerles cariño a estos juegos, aunque puede que cueste sin un buen calzador. Ace Attorney Investigations Collection es una obra que nos invita, una vez más, a considerar qué es la justicia, qué es la ley y qué es la verdad. Juguetea con un desenfado envidiable en temas tan radicalmente serios, ayudando al jugador a alcanzar sus propias conclusiones y ensalzando, por encima de todo, la humanidad de cada uno para definir lo que es justo. Quizá la historia más grandiosa que esta colección tiene que contar sea justo esa, la de su protagonista, y la de cómo este se replantea (otra vez) qué significa todo. Al final, como ese buen zapato de la boda, la obra se vuelve algo perenne. Tardaré en olvidarme de las nuevas caras y de las viejas, de lo que me han dicho, de cuánto me han hecho pensar y cuánto me han hecho reír. De cuándo me ha tocado enrocarme y de las ocasiones en las que un gambito era la única apuesta segura. Zapatos, ajedrez, quedaros con la analogía que queráis, pero quedaros, sobre todo, con lo buenos que son estos juegos, y con la forma en la que Capcom cambió para siempre la novela gráfica, uniendo lo mejor de los dos mundos en un producto que solo podría existir aquí. Si teníais alguna duda con este juego… ah bueno, sí, está en inglés. Quizá el jaque mate no sea el más limpio, pero lo es, al final. Y mi victoria consiste en que disfrutéis de este juego. Con calzador o sin él.
♘♗[100] ♖♔