[…] lo cierto es que la idea es pasárselo bien un rato y ya, no hay que darle muchas más vueltas.
Creo que ya he hablado alguna otra vez sobre cómo, para mí, el humor es una de las formas más puras de diversión. Que pocas veces se encuentran momentos de gozo, de alegría, de divertimento, más absolutamente soberbios, que aquellos cuyo acompañamiento es un buen chiste. Por eso disfruto tanto cuando cualquier obra, bien sea un libro, una película o un juego, muestran esta faceta; la comedia como medio para divertir y no simplemente como un chivo expiatorio para cambiar de aires de vez en cuando. Pratchett y su Mundodisco me enamoraron precisamente por eso. Y aunque el humor de Thank Goodness You’re Here! no sea tan bueno como el del autor inglés, sí que da para prólogo.
Somos un señor. Uno chiquitico. ¿Nuestra misión? Ir a hablar con el alcalde del pueblo. ¿El conflicto? El susodicho está reunido y nos toca, para matar el tiempo, darnos un garbeo por el barrio para ver qué se cuenta la peñíscola. Dentro del colorido y aberrante mundo que nos propone Thank Goodness, os recomiendo que no os esperéis nada en particular. Porque por más que yo os defina, diseccione o escrute el juego, lo más probable es que me salte mil tonterías, cientos de caras extrañas e infinidad de bromas —muchas en inglés, ojo— que no tienen la misma gracia contadas que vistas. Aun así, en aras de que este análisis no sean dos párrafos, haré el esfuerzo de contaros de qué va la película.
Ya nos hemos puesto en contexto ¿no? Como decía, recorremos el barrio para matar el tiempo. Al más puro estilo de Untitled Goose Game, la idea es ir «avanzando» dentro de un mapa donde nuestras opciones de interacción están limitadas a un solo botón: soltar un guantazo. A todo. De esta forma iremos conociendo a los rocambolescos habitantes del pueblo, ayudándoles en sus quehaceres y participando activamente del esfuerzo cívico comunitario. Todo ello plagado de bromas como un cartel el la parte de atrás de un camión que nos advierte de que su conductor va ebrio, o de una franquicia de camionetas aparcadas en lugares inoportunos cuyo eslogan, muy acertadamente, reza «¡Nunca vistas en movimiento!». El juego deja en el escenario todas estas bromas, que, de nuevo, están en inglés. Pero la cosa no va solo del escenario. Estos vecinos a los que ayudamos también tienen cada uno su pedrada personal, y aunque me moriría mencionando todas y cada una de las caras que conocemos a lo largo de las dos horas de aventura, os puedo presentar a la secretaria del alcalde, que juega al solitario del ordenador, pero pegando cartas de verdad al monitor. O al dueño de la verdulería, quien, en un arco digno del mejor de las narraciones, superará su trauma de toda la vida de tener la cabeza gigantesca. Todas estas bromas, ahora sí, en perfecto castellano gracias a los subtítulos, aunque perdiendo, como es natural, muchos de los juegos de palabras que solo se pueden hacer el inglés. En este sentido, y comprendiendo que adaptar algo así resulta muy complicado, sí que me habría gustado ver un mayor esfuerzo por hacer venir las bromas bien en nuestra propia lengua. En general, es difícil recomendar el juego si no vas a entender los chistes en su idioma original, tanto las subtituladas como las que no.
Más allá de la broma, que es la parte principal del juego pero no el motor del mismo, la forma en la que ayudamos a nuestros conciudadanos en más o menos simplona. Volviendo una vez más al juego del ganso, donde los puzles muchas veces, y aun en su simpleza, mostraban una ligera capa de complejidad, aquí lo que tenemos es más bien un «ir dándole a todo» de manual, donde en ninguna ocasión necesitaremos de mucho ingenio para resolver alguna situación. Las pocas cuestiones más o menos ingeniosas no son obligatorias, y solo esconderán tras de sí logros. Logros muy graciosos, cierto, pero logros. Está bien, sin embargo, que el juego se limite solo a eso, permitiéndose así dar un mucho mayor énfasis a los retruécanos o cualquier otra parida que quiera soltar. Vaya, que no os preocupéis si en algún momento os parece que estáis atascados. Lo más seguro es que tengáis que continuar por la única vía posible.
Al final me las he apañado para casi llenar mi página de Word estándar. Con juegos que son tan cortos, tan indies y tan concretos, muchas veces cuesta encontrar algo que contar. Thank Goodness You’re Here! es un juego, en primer y último lugar, graciosete. A mí personalmente no me hecho caerme de la silla de la risa, pero sí que muchas de sus bromas, (especialmente una de un posavasos que es brillante) me han sacado, como poco una sonrisa. Digo en primer y último, porque el juego no es más que eso, su humor. La parte en la que caminamos y soltamos trompazos a las personas y objetos parece ser más una excusa que un motivo para jugar. Y aunque muchas veces el recorrido entre broma y broma se pase de largo, e incluso ciertos chistes tengan un gusto algo cuestionable, lo cierto es que la idea es pasárselo bien un rato y ya, no hay que darle muchas más vueltas. En la carta de hoy: Fish and Chips y Fish Or Chips. Menú infantil: Que te lo prepare tu madre.
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