Si la vida es una película, entonces yo soy el cámara
Justo a la hora en la que escribo esta reseña, acabo de terminar de leer Goodbye Eri, un manga One-Shot (de un solo volumen) creado y dibujado por Tatsuki Fujimoto, mangaka mundialmente conocido por su obra Chainsaw Man.
Cabe remarcar que esta reseña trae SPOILERS de la obra, así que recomiendo encarecidamente su lectura.
Seguramente esta sea una reseña bastante más corta de lo normal ya que su lectura son 197 páginas que se hacen rápidas y con diálogos cortos.
Goodbye Eri nos presenta el cumpleaños de un niño llamado Yuta, el cuál al cumplir sus 12 años es regalado con un teléfono, para luego ser avisado por su madre, que él tiene que grabarla en todo momento ya que ella en cualquier momento puede morir y así tenerla siempre de recuerdo.
Vemos como Yuta graba la vida cotidiana, a su madre, a su padre y las tonterías de ser un niño. Hasta que su madre entra en el hospital, ya que dentro de poco morirá por su enfermedad, y esta le pide a Yuta que grabe hasta sus últimos momentos.
El día final, en el que su madre morirá, Yuta sale corriendo y el hospital explota.

Para sorpresa del lector, esto no es más que el resultado de que Yuta ha creado una película para el festival escolar.
Al rato, vemos como un profesor se queja del comportamiento de Yuta, ya que, en realidad todas las grabaciones sobre su madre y su muerte sí fueron reales mientras que lo único falso fueron las explosiones hechas por edición. Básicamente, es regañado por su poca falta de tacto ante la muerte real de su madre e incluso llegando a una forma burlesca.
También vemos como pregunta a sus compañeros de escuela que pensaron sobre la película, las reseñas son malas, entre gente que bromea sobre ella y gente que odia la falta de tacto ante la muerte de un ser querido.
Después, vemos como Yuta hace una grabación informando como va a suicidarse por la falta de cariño por sus compañeros hacia el trabajo de su película y que ojalá su suicidio les haga aprender. Para más, Yuta se suicidará tirándose de la azotea del hospital dónde murió su madre.
Pero esto no hace nada más que empezar.
Nuestro protagonista al llegar es parado por una hermosa chica, la cuál le secuestra (no de forma directa, si no que lo coge del brazo) y lo lleva a un edificio abandonado corriendo, para ponerse a ver películas durante horas y horas.



Aquí se nos presenta a la encantadora chica, Eri, una aparente compañera de instituto a la cuál le ha encantado la película de Yuta y quiere que este haga otra película para el próximo año escolar y van a pasar todos los días juntos viendo películas para aprender a hacer una que emocione a todo el mundo…
Goodbye Eri se cuenta desde los ojos del protagonista en todo momento, más bien, desde la cámara de su móvil.
Vemos como pasa tiempo con Eri, una chica extraña, que parece ser un interés amoroso para el prota e incluso, ¿como podría una chica centrarse tanto en un chico como él?
Cuanto más avanza la historia, vemos como Yuta aclara su mente hasta crear un argumento para su próxima película, un argumento que le guste a Eri. En concreto Yuta hace una autobiografía de toda su experiencia vivida desde el regalo del teléfono hasta sus vivencias con Eri.
El manga es una obra maestra de engañar al espectador y hacerle ilusiones en todo momento. Vemos una parte en la que el padre de Yuta regaña a Eri y dice que va a destruir a la poca familia que le queda, solo para terminar la escena con que todo era, en concreto, otra escena para la película. También vemos sin vergüenza alguna, como parece que puede haber momentos de conexión entre el prota y Eri, para solo ser un juego de ilusiones para el lector en el que también son escenas para la película.


Aunque hay dos momentos que me parecen muy interesantes de la obra.
Hay un momento de la obra en el cuál el padre de Yuta le explica que siempre a él (Yuta) desde pequeño le gustaron las explosiones.
Y la otra es que Eri, resulta que también tiene una enfermedad peyorativa, la cuál también le hace tener poco tiempo de vida, y que la película hizo que Eri empatizara con la madre de Yuta.
Una cosa a remarcar es que, en la película de Yuta, Eri es una vampiro que le quedan pocos años de vida y quiere que la graben en sus últimos años.
Después de esta noticia tan trágica a Yuta le cuesta salir de su cama, aunque su padre le quiere mostrar una cosa. Y es que, el último día de vida de su madre, el cuál Yuta sí de verdad salió corriendo, su padre si filmó sus últimos momentos. En estos últimos momentos la madre dice que Yuta al final aún sigue siendo un inútil.
Resulta que la madre de Yuta, para sorpresa del lector, era una productora de TV que quería grabar un documental de su enfermedad y muerte, y usaba a Yuta como instrumento de grabación y nos muestra como su madre tanto le trataba mal como le insultaba, por eso el padre sale llorando en algunas escenas.
El padre de Yuta nos explica que le conmovió la película del instituto, ya que Yuta tiene la posibilidad de hacer que una mala persona como su madre, haga parecer que al mundo que era buena y tuvieron momentos felices.
Así que es lo mismo que tiene que hacer con Eri. Y así transcurre nuestra obra, de como Yuta disfruta de momentos con Eri hasta su muerte, la cuál si consigue grabar hasta sus últimos momentos.

Aún así, con la muerte de Eri, no termina la obra.
Se nos explica que el prota aún después de lanzar la película, siente que aún le falta algo. Así que decide rebuscar en sus más de 2700 horas de contenido a ver que falta.
Pasan los años, consigue ir a la universidad, conseguir novia, empleo, incluso tener una familia.
Para luego sorprendernos con que le está contando delante de una cámara, que hubo un accidente de coche en el que murió su padre y su familia. Que ya está harto de muertes en su vida y que va a acabar con la suya. Así que va a grabar su suicidio en uno de los lugares más importantes para él: el edificio abandonado dónde veía películas con Eri.
Para más sorpresas, resulta que cuando llega a la habitación, se encuentra con Eri, vivita y coleando, mientras mira la película que hizo Yuta antes de que muriese. Eri nos explica que ella era una vampiro que resucitó a los 3 días de morir, ya que el cerebro humano solo puede aguantar 200 años de información, así que se ha «reiniciado», pero aún así, la anterior Eri dejó la carta y la película para que la siguiente Eri sepa de su existencia. Después de hablar un rato más, Yuta se despide de Eri con una leve sonrisa para luego decir en un diálogo que no la va a ver nunca más…



Para luego, terminar con una explosión…

¿Qué? Sí, como acabas de leer y ver. Termina con la explosión que tanto le gustan a Yuta. ¿Eso significa que nada era cierto? Puede. ¿Entonces la película aún seguía? Puede. ¿Entonces que es verdad de esta obra y que es mentira? No lo sé.
Goodbye Eri es una experiencia de autor en toda regla por Fujimoto, una obra que juega con el lector en todo momento como si de un yoyó se tratase.
A Fujimoto se la pela querer dar un discurso profundo, ha hecho lo que ha querido con el lector en 197 páginas y aún así lo ha dejado confuso y en la busca de un significado que no hay.
A lo mejor, el único significado que se le puede dar es uno simple: que la vida es una, que no nos andemos con rodeos transhumanistas, que disfrutemos de lo que nos gusta y de que los momentos hermosos son los que quedarán en nuestra cabeza.
Incluso otro significado puede ser como dijo el padre de Yuta, las mentiras que se nos muestran, que a lo mejor la gente no es como creemos, y menos a través de una pantalla, pero igualmente tenemos la visión de algo que no es.
Esto ha sido Goodbye Eri.