El árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza. | Reflexión.
El ciclo de la innovación sigue, pero las estructuras que lo sostienen no cambian. Los avances se disfrazan de progreso, mientras el sistema sigue siendo el mismo.
El para nada inesperado anuncio oficial de Nintendo Switch 2 ha reabierto un debate interno que siempre tengo conmigo mismo, lo mucho que detesto las consolas. Ojo, no me refiero a que literalmente las odio, entiendo su función, y creo que son valiosas, no todo el mundo está dispuesto a comprar un ordenador de gama media-alta para jugar, una opción mucho más económica es algo que debemos celebrar.
El problema, es precisamente las jugadas estratégicas financieras qué hacen las empresas con ellas, que son un ataque directo al consumidor que, por ahorrarse, cada vez menos dinero, por cierto, aplastan su autonomía y a la larga, cada vez más su cartera. Convirtiendo un sistema económico en una fábrica de dinero, encareciendo una afición que ya de por si es bastante caro.
Os tengo que recordar que la mayoría de las consolas se venden a pérdida, tanto por los elevados costos de fabricación iniciales, como por el precio “competitivo” para intentar que los usuarios entren a su ecosistema.
Ecosistema, qué palabra tan maravillosa en según que contextos, en el ecologista nos habla del precioso conjunto de flora, fauna y geografía en diferentes zonas, el equilibrio de la naturaleza. En informática sin embargo cada vez odio más esa palabra, cuando se usa siempre se suele referir al concepto de tecnología cerrada, y la tecnología cerrada siempre es un problema para el usuario, limitaciones. Y lo peor, en ocasiones una bandera donde gente esclavizada (He buscado la palabra más bestia a propósito) está dispuesta a pelar verdaderas guerras culturales.
Un ecosistema cerrado beneficia enormemente a las compañías, juegos exclusivos con, el mejor de los casos, una pared de 300 euros para jugarlos, Royalities o feudalismo, como lo quieras llamar, Suscripciones y servicios como PS plus o Nintendo Switch online en el que pagas por utilizar tu internet o Xbox Game Pass, una práctica tan rentable para el consumidor como monopolista y amenazante para la industria.
“¡Está competitividad beneficia al usuario!” Si beneficiarlo significa qué tiene que elegir una consola para toda una generación o gastarse casi lo que cuesta un pc adecuado para jugar a todos los títulos de la generación, supongo que sí que le beneficia.
La industria de los videojuegos es eso, videojuegos, las estrategias de las consolas son tan ancestrales como el oscuro pasado de los Arcades ¿Imagináis lo que sería tener una consola para cada juego?
Cada vez que anuncian una consola, pienso en lo contrario, el precioso mundo que sería el de tener videojuegos globales y que las consolas fueran hardware genérico capaz de correrlos y ya. Un mundo con una mayor accesibilidad, donde todos los jugadores podrían jugar a todo, sin defender tu consola de la generación, justificando tu compra. Costos reducidos para el jugador y comunidades mucho más grandes.
Beneficios que también llegan a los desarrolladores, alcance de mercado global sin pagar el diezmo, una dependencia mínima a las plataformas y una mayor flexibilidad para ofertas, descuentos y promociones.
Sin embargo, ese precioso mundo es poco probable, porque la realidad es que este modelo es increíblemente rentable, el control de precios, las suscripciones, la identidad de marca y la bochornosa lealtad del consumidor son fuentes de ingresos poderosas que evitarán un mundo donde los juegos sean la absoluta prioridad.
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Filed under: Reflexión - @ 17/01/2025 11:31